Considerada la modista con más glamour de los Estados Unidos, a pesar de proceder de los países del Este, Valentina hizo de su simple nombre un icono de moda. Vistió a más de 2.000 mujeres a lo largo de su extensa carrera, la cual abarcó desde 1925 hasta 1957, nombres entre los que destacaron estrellas de cine y teatro americano como Katherine Hepburn o su gran musa, Greta Garbo, para quien creó un estilo propio que se erigió en tendencia.
Valentina Nicholaevna Sanina nació el 1 de mayo de 1899 en Kiev (Ucrania). Pasó su infancia y adolescencia en su ciudad natal, donde comenzó a estudiar teatro hasta el estallido de la Revolución de Octubre de 1917, lo que la llevó a huir del país junto a su familia y algunas joyas como garante. En la estación de Sebastopol conoció a George Schlee, un financiero ruso que se ofreció a cuidar las pertenencias y con el que se casaría en 1921, marchándose a Atenas y de allí a Italia, donde ella quiso trabajar como actriz. Un año después, y sin empleo, la pareja se trasladó a París donde ella logró actuar en el cabaret Die Fledermaus, pudiendo así reunir dinero para su posterior viaje a Nueva York.
A finales de 1923, George y Valentina llegaron en barco a los Estados Unidos con algo de dinero ahorrado, grandes ambiciones y una maleta, en la cual se guardaban algunos de los vestidos que a ella le gustaba crear con tela barata y un marcado estilo vintage. En aquella época, las mujeres lucían el pelo corto y ocultaban su figura en siluetas rectas y faldas a la altura de las rodillas, pero ella seguía su propia moda. Solía llevar el pelo recogido y usar vestidos largos y tan ceñidos que resaltaban sus curvas, un estilo que causó admiración en los cafés neoyorquinos y que la llevaron a empezar a coser para otras mujeres que así se lo pedían maravilladas por sus diseños.
Sus trajes eran diferentes y muy personales, lo que llamó la atención de la revista Vogue que escribió acerca de la modista, contribuyendo a aumentar sus clientas hasta el punto que Valentina tuvo que abrir un pequeño taller en Nueva York en 1925, el cual abasteció inicialmente con vestidos de su propio armario. En el primer año, las ventas ascendieron a 90.000 dólares y con ese dinero se fue a París para estudiar corte y confección. Por su parte, su marido iba logrando una posición respetable en el mundo financiero como productor de obras teatrales, hecho que permitió al matrimonio entrar en círculos de la alta sociedad americana y, con ello, acudir a eventos donde la creadora lucía sus originales diseños. Vestidos largos, de terciopelo y amplias mangas abombadas, dotados de sensuales escotes y cintura marcada que adornaba con detalles de brillo.
Su moda se hizo tan popular que en 1928 optó por abrir su propia casa de alta costura, Vestidos Valentina, sita en la Avenida Madison, un lugar en el que ofrecía sus elegantes creaciones en las que predominaban los colores tenues. El sofisticado sentido del color que tenía, influenciado por la obra de Léon Bakst, gravitó también hacia tonos tierra, paletas monocromáticas y el omnipresente negro, hasta que en la década de 1950 comenzó a usar variaciones más profundas de damasco y brocado. Elegancia, proporción arquitectónica y atemporalidad marcaron su obra casi desde los inicios, siempre influenciada por su ascendencia rusa y su amor por el mundo de la escena.
Asimismo, gracias a la vinculación de su marido con el teatro la pareja entabló amistad con Greta Garbo, que se convirtió en clienta de Valentina, impulsando el conocido estilo Garbo en el que destacaban los sombreros y un aire masculino en las prendas con las que con frecuencia salía en la gran pantalla. George comenzó a llevar las finanzas de la actriz y, además, empezó a acompañarla en sus largos viajes, lo que dejó entrever que eran amantes.
Tal fue la unión que Greta vendió su casa y compró un piso en el edificio donde vivía el matrimonio y, a menudo los periodistas los fotografiaron a los tres en sus frecuentes salidas a restaurantes o lujosos eventos. Pero, la fama de la supuesta amante de George benefició a Valentina, pues atrajo a grandes estrellas a quienes vistió en su vida privada y entre las que destacaron Lynn Fontanne, Katharine Cornell, Gloria Swanson, Gertrude Lawrence o Katherine Hepburn.
En 1933, Valentina recibió el encargo del vestuario de Judith Anderson para una obra teatral y las críticas fueron tan buenas que Broadway, y posteriormente Hollywood, se rindieron a sus diseños. Entre 1930 y 1940 introdujo las capuchas y las anchas bufandas como tocados e inspirándose en el arte europeo y oriental, creó llamativos conjuntos y vestidos en los que destacaban volantes, detalles florales, cinturones obi o coquetos sombreros anudados debajo de la barbilla. También suavizó la silueta de hombros anchos e instauró el vestido de noche corto.
Igualmente, vistió a importantes mujeres de la alta sociedad de Nueva York, entre ellas a las de las familias Whitney y Vanderbilt y, en 1950, lanzó el perfume ‘My Own’. Sus vestidos siempre combinaban el corte al bies de Vionnet y la elegancia de Gres, lo que la hicieron única en su género, hasta tal punto que era la que modelaba sus propios diseños en tienda para su numerosa clientela. Un éxito que la encumbró durante 30 años pero que también la llevó a cerrar su tienda a finales de los años 50.
En 1974, Greta Garbo y George se marcharon juntos a París. En la habitación del hotel Crillon él sufrió un ataque al corazón y falleció. Gran parte de su fortuna fue a parar a la actriz, mientras que Valentina solo se quedó con la casa de Nueva York y algo de dinero. Aquejada por el Parkinson, la diseñadora falleció el 14 de septiembre de 1989 en su apartamento.
“La simplicidad sobrevive a los cambios de la moda”, dijo en una ocasión Valentina. No iba mal encaminada, pues en el año 2009 el Museo de Nueva York acogió la primera exposición retrospectiva bajo el título ‘Valentina: la modista americana y el culto a la celebridad’, muestra en la que se recopilaron numerosos vestidos hasta entonces no vistos, tocados, múltiples accesorios y fotografías que demostraron que su estilo nunca quedó en el olvido.