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Oleg Cassini, de Grace Kelly a Jackie Kennedy

A pesar de que creó un estilo único a la hora de vestir, el cual durante décadas fue de los más copiados por mujeres del mundo entero, el nombre de Oleg Cassini no ha logrado permanecer tanto en la memoria como el de otros grandes de la moda. Su vida siempre estuvo rodeada de romances, lujo y glamour, pero sobre todo de diseño e innovación. Un parisino que triunfó en Estados Unidos gracias a su peculiar manera de entender el cuerpo femenino y vestirlo de pura sensualidad. Grace Kelly o Jackie Kennedy fueron sus mejores embajadoras.

Oleg Cassini nació el 11 de abril de 1913 en París. Su padre, un diplomático ruso arruinado y su madre, una costurera italiana con raíces aristócratas, tuvieron que abandonar el país galo tras la Revolución de 1917, estableciendo su nuevo hogar en Italia. Allí, Oleg aprendió el oficio de la costura junto a su progenitora, pasión que reforzó estudiando en Florencia para convertirse en un gran modisto. Gracias a la confección de vestidos de fiesta para las damas de la alta sociedad, la familia logró sobrevivir en tiempos difíciles, hasta que en 1936, Oleg decidió viajar a Estados Unidos en busca de un futuro mejor.

Cassini con Grace Kelly.

Cassini con Grace Kelly.

Cuando llegó a Nueva York pronto encontró trabajó como diseñador y gracias a sus buenas maneras, su talento y un matrimonio con Merry Fahrney, rica heredera de un emporio construido sobre jarabes para la tos, pudo conseguir un buen futuro en los estudios de la Paramount, en Hollywood, a donde se marchó a principios de los años 40. En la meca del cine se consagró como el creador de las estrellas, vistiendo a Marilyn Monroe, Natalie Wood, Veronica Lake o Grace Kelly, con quien mantuvo un largo romance hasta que la actriz lo dejó por Raniero de Mónaco.

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Tras separarse de su primera mujer, Olag se casó con la actriz Gene Tierney. Durante los once años de matrimonio, la tragedia se cebó con la pareja, pues la primera hija del matrimonio, Daria, nació ciega y con un retraso mental, lo cual sumió a la pareja en una depresión que desembocó en un primer divorcio en 1947. Luego hubo reconciliación y de ahí nacería una segunda hija, Christina, hasta una segunda y definitiva separación en 1952.

 

El hasta entonces matrimonio Cassini había sido muy amigo de los Kennedy, especulándose una relación entre el futuro presidente y la estrella. Inspirado en la que fuera la primera dama de la Casa Blanca, Oleg decidió entonces centrarse en sus diseños y abrir una tienda en Nueva York. El eco de sus vestidos simples y geométricos y de sus tocados se alzaron pronto como la esencia del buen gusto norteamericano y contaron con potentes valedoras, desde Jacqueline Kennedy hasta estrellas del firmamento hollywoodiense. Su máxima era “utilizar materiales suntuoso cortados con líneas simples. Es lo que yo llamo elegancia intemporal“, afirmaba el diseñador al que siempre precedió su fama de conquistador.

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Fue así, como el modisto se convirtió en el personal creador de estilo de Jackie, diseñando los vestidos y pequeños sombreros, redondos y sin alas, que la ayudaron a ser la primera dama más glamorosa en la historia de Estados Unidos. Su elegancia la llevó a ser considerada como un ejemplo a seguir por miles de mujeres de todo el mundo, creando una tendencia que aún hoy es recordada. Cassini confesaría que poco después de que John F. Kennedy se convirtiera en presidente él convenció a la esposa del mandatario de que lo pusiera a cargo de toda su campaña de imagen y fue así como ella lo eligió como su único diseñador.

Jackie Kennedy.

Jackie Kennedy.

Comenzando con el acto de investidura del elegido presidente, en enero de 1961, la primera dama suscitó tanto o más comentarios que los discursos de su marido, quien durante una visita a París ese mismo año añadió bromeando que “soy el hombre que ha acompañado a Jackie Kennedy hasta París”. Sus 300 vestidos, durante los mil días de Jackie en la Casa Blanca, fueron más allá de ser simples creaciones. Diseños que Cassini recopiló en el libro, Mil días de magia: vistiendo a Jacqueline Kennedy para la Casa Blanca, publicado en 1995, un año después de la muerte de su musa.

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Oleg era un enamorado de las mujeres: las escuchaba, les atendía, y ellas le devolvían el favor vistiéndose de él en infinitas ocasiones públicas. “Era un auténtico playboy al estilo Hollywood” –sentenciaba Diane Von Fürstenberg, diseñadora y amiga del costurero. Ricas herederas, actrices o modelos se colgaban de su brazo para salir a cenar y lograr algo de fama, conquistas entre las que destacaron Betty Grable, Lana Turner o Úrsula Andress.

Sus vestidos siempre tuvieron un estilo años 50, que revelaban el cuerpo y mostraban un encantador impacto sexual. La moda avanzó y fue entonces cuando Cassini se retiró de este mundo de glamour para dedicarse a la creación de vestidos de novia, donde podía utilizar las elegantes hechuras que le hicieron célebre y maravillosos tejidos, encajes, sedas y bordados.

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Según decía el propio Cassini, antes de fallecer el 17 de marzo de 2006, a los 92 años, en su casa de Long Island: “Ir bien vestida es un poco como estar enamorada”. Una premisa que mantuvo hasta el final de sus días.

Texto: El Atelier.
Fuentes: Wikipedia, Harper’s Bazaar, El País y Oleg Cassini.

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