“Si eres pequeña no puedes ir de negro ni con estampados grandes. Así eran las cosas y yo misma no hubiera podido vestirme si no cambiaba aquello. Creo que si hubiera sido alta y hermosa nunca habría creado mi propia firma de costura”, decía Madame Carven en una entrevista al hablar de los inicios en el mundo de la moda en los años 20. Lo cierto es que esta francesa de pequeña estatura revolucionó la alta costura en tiempos de la posguerra francesa. Ella fue la artífice de los colores vivos, de un nuevo estilo sencillo y elegante y, sobre todo, la gran creadora de la silueta Lady, la cual marcó un antes y un después en las mujeres de todo el mundo. Entre sus famosas clientas se encontraban Martine Carol o Édith Piaf.
Carmen de Tommaso, más conocida como Marie-Louise Grog-Carven o Madame Carven, nació un interiores en la Escuela de Bellas Artes de París. No obstante, su baja estatura -medía 1,55 cm- siempre supuso para ella un problema a la hora de encontrar vestidos acordes a su tamaño, lo que la llevó a confeccionarse su ropa, de la cual nacería su marca para mujeres menudas.
En el año 1945 fundó la casa de alta costura que lleva su nombre en los Champs-Élysées, el mismo año que Pierre Balmain, y de su atelier salió la silueta Lady de su legendario vestido blanco con rayas ‘verde Carven’, color que convirtió en emblema tras declararle la guerra al color negro.
Fue así como muy rápido sus juveniles y desenfadados diseños llenos de color comenzaron a triunfar. Una moda que acentuaba la cintura, pronunciaba el busto y acortaba la falda para hacer un homenaje a la feminidad tradicional tras los años de la guerra. Un estilo entre el haute couture de los cincuenta y el prêt-à-porter que brotó en la década posterior, del que ella fue una de las pioneras, ya que lo abrazó hasta 15 años antes que Saint Laurent.
Madame Carven fue de las escasas mujeres que lograron rivalizar con Dior, Balmain, Givenchy o Saint Laurent, pese a que no siempre la tomaran en serio. Logró vestir a famosas estrellas también de pequeña estatura como Édith Piaf o Leslie Caron y diseñó el vestido de boda de Anne-Aymone Giscard d’Estaing, la futura primera dama francesa. Una contribución sin precedente que influyó a otras grandes del diseño como la americana Edith Head, quien se inspiró en la creadora francesa para confeccionar el vestuario de las películas de Hitchcock.
Durante la década de los 50 Carven creció como marca e innovando con vestidos como el modelo ‘Cecilia’ o el ‘Ma Griffe’, que con sus rayas blancas y verdes que se convirtió en un verdadero icono. También inventó en esos años y junto con la modista Rose Lebigeot, el sujetador balconet, con escote bajo y las tiras separadas. Además, apostó por llevar sus diseños a países como Brasil, Portugal, Egipto, Irán o Japón, que influyeron en sus posteriores diseños al introducir motivos étnicos y orientales en sus prendas.
En 1952, entró en el mundo del perfume con su primera fragancia, Vétiver, y cinco años después la primera eau de toilette en la historia de la perfumería. En esa época se convirtió también en pionera creando líneas de baño y de ropa infantil. Incluso, la firma fue la encargada de uniformar a 40 tripulaciones de varias compañías áreas o a la policía parisina, lo que contribuyó a la expansión de Carven por el mundo, convirtiéndose así en un fenómeno sin igual sobre todo en Oriente, donde las mujeres se vestían con sus diseños para aparentar una mayor altura.
A partir de los años setenta, su prestigio se fue apagando y, aunque ella continuó en activo hasta 1993, finalmente optó por retirarse de la moda con 84 años y vender su marca, dedicándose a las antigüedades. Poco después fue condecorada con la Legión de Honor de Francia por haber refugiado a judíos durante los años de ocupación nazi en París. No obstante, su nombre volvería a sonar con fuerza gracias a una exposición en el Museo Galliera de París, la cual permitió redescubrir la modernidad de sus diseños y poner en alza sus revolucionarias y elegantes creaciones.
En el año 2009 el espíritu Carven volvería a tomar fuerza cuando el diseñador Guillaume Henry tomó las riendas de la maison, una firma que conocía bien mucho antes de dirigirla, pues ganó un concurso para jóvenes talentos que estaba presidido por Madame Carven. “Ella me dijo que, desde aquel momento, sería mi abuela en la industria. Pero lo que jamás imaginé es que ocho años después recibiría una llamada pidiéndome que fuese su diseñador”.
Con Henry, la marca Carven volvió a ocupar el lugar que se merecía en el mundo de la moda, vistiendo a mujeres como Beyoncé, Rihanna o Isabelle Huppert. En enero, su nombramiento al frente de Nina Ricci provocó su recambio por un dúo de jovencísimos diseñadores, Alexis Martial y Adrien Caillaubaud, quienes actualmente son las cabezas visibles de la maison.
La pequeña gran dama de la elegancia falleció el 8 de junio de 2015 en París a los 105 años, dejando décadas de innovadora creación textil a sus espaldas. El Museo del Louvre y el Metropolitano de Nueva York cuentan con salas dedicada a su figura y a sus creaciones.