Meghan Markle se ha convertido en icono. La actriz americana, ya convertida en duquesa de Sussex tras su reciente enlace con el príncipe Harry de Inglaterra, ha encandilado a medio mundo por su belleza y su elegancia minimalista en la que ha sido la boda ‘royal’ del año.
El pasado sábado, el Reino Unido se vestía de gala para celebrar el enlace del hijo pequeño de Lady Diana y el príncipe Carlos con la joven Meghan, quien eligió para la ocasión un vestido de novia de Givenchy Alta Costura, bajo el diseño de Clare Waight Keller, en blanco roto, sin bordados ni encajes, con cuello barco y mangas francesas. Un sencillo y sobrio estilismo que acompañó con una tiara de filigrana de la reina Mary de Teck, abuela de Isabel II, y unos pendientes de Cartier.
Tras la boda real, Harry y Meghan pusieron rumbo a Frogmore House, donde se celebró el banquete. Allí la duquesa de Sussex cambiaba su Givenchy por un segundo vestido diseñado por Stella McCartney, una única pieza de cuello halter y en tono blanco puro.
Un enlace al que no faltaron los numerosos invitados de la pareja, en especial del mundo del cine y de la canción, así como los miembros de la familia real inglesa, en el que el hermano del novio y futuro rey, el príncipe Guillermo, también tuvo un papel importante junto a sus hijos George y Charlotte, que ejercieron de pajes, y su esposa Kate Middleton, que optó por un look en tono vainilla de Alexander McQueen y un tocado de Philip Treacy.
También destacaron los duques de Cornualles, el príncipe Carlos con un traje gris y Camilla Parker con un traje rosa empolvado de Anna Valentine y un tocado de plumas de Philip Treacy. Otra de las protagonistas fue la madre de la novia, Doria Ragland, quien eligió un vestido de color menta de Oscar de la Renta y tocado pastillero.
Mientras, el novio y su hermano vistieron el traje de gala del ejército del aire –Blue and Royal– ambos hechos en Savile Row. Y, por su parte, la reina Isabel II se decantó por un vestido con abrigo de Stuart Pavin.
De entre los invitados llamó la atención el look de Victoria Beckham, de azul noche con un vestido de su propia marca de ropa, así como el de su marido David Beckham, con un frac de Dior Homme. También los flashes se dirigieron al actor George Clooney y su esposa Amal, quien hizo su aparición en Windsor con un vestido de Stella McCartney en amarillo.
Los tonos empolvados como el rosa o el nude, junto a los estampados florales, fueron los colores que reinaron en la boda más esperada de 2018. Gama cromática que eligieron, entre otras, la tenista Senena Williams o la presentadora Ophra Winfrey.