Un innovador por naturaleza. Así se describe al diseñador Jacques Heim en el libro Couture: los grandes diseñadores, a pesar de que el creador parisino nunca estuvo en primera fila junto a otros grandes nombres del diseño como Dior, Chanel o Balenciaga. Él no se consideraba como un modisto de alta costura, pero en realidad sí contribuyó con su innovadora visión a envolver la silueta femenina. Era inteligente, visionario y ecléctico y, entre sus destacadas contribuciones a la moda actual destaca, entre otras, hacer las costuras visuales, crear prendas para las adolescentes antes que sus coetáneos y conferir un nuevo aire de modernidad a las prendas en piel. No obstante, su mayor contribución llegaría con el traje de baño de dos piezas, el cual se convertiría en el precursor del bikini.
Jacques Heim nació el 8 de mayo 1899 en París. Hijo de inmigrantes judíos-polacos, creció en el taller de peletería que sus padres abrieron en la Avenida Matignon de la capital gala. En la década de los años 20 empezó a trabajar en la fábrica familiar y, muy pronto, descubrió su habilidad para diseñar vestidos y abrigos empleando telas originales, contando además con la ayuda de la artista Sonia Delaunay.
En 1930, la casa de moda Heim logró ser un referente en cuanto a prendas diferentes y elegantes, por lo que se convirtió en suministradora de la aristocracia de Europa con lujosas creaciones en las que la piel siempre estaba presente.
Jacques quiso ir más allá de los vestidos de noche y comenzó a ofertar líneas prêt-a-porter y trajes de baño, aunque en 1932 lanzó su prenda estrella, a la que denominó ‘Atome’. Este revolucionario diseño consistía en un sujetador con volantes y una braga alta, a modo de pantalón corto, para ir a la playa, una creación que fue todo un escándalo y que no tuvo casi éxito en sus inicios. No obstante, Heim produjo varias colecciones de baño y transformó estas piezas en colecciones de alta costura, lo que se convirtió en todo un hito.
Para ello, se inspiró en pinturas de Tahití y diseñó coloridos y exóticos pareos, a la par que dirigió sus prendas a las mujeres americanas, más liberales y consumidoras de ropa deportiva cómoda e innovadora. Visitó los Estados Unidos con el fin de establecer contratos con grandes almacenes y a finales de los años 30 sacó al mercado una línea exclusiva para jóvenes que fue todo un boom.
Sus diseños eran sencillos pero elegantes, destacando los pliegues y volantes para dar movimiento a la silueta de la mujer. Vestidos exentos de mucha ornamentación y en los que detalles como lazadas al hombro o a la cadera eran la única nota de glamour. Igualmente creaba tocados a juego, en los que la delicadeza era su mejor aliado.
Pese a ello, su actividad se vio frenada al estallar la I Guerra Mundial ante su origen judío durante la ocupación nazi. Cuando acabó la contienda bélica retomó su casa de moda, la cual había dejado a manos de un testaferro, y en 1946 apostó por abrir una cadena de tiendas de venta de ropa deportiva, trajes de baño y ropa casual.
Así, en junio de ese año relanzó su famoso Atome, que se anunció como “el traje de baño más pequeño del mundo”, pero un mes más tarde, Louis Réard, un ingeniero francés, presentó otro modelo similar, aún más corto y con el ombligo al aire, y al que llamó bikini. Un diseño que pocas mujeres se atrevieron a lucir en un principio pero que finalmente dio su nombre a esta icónica prenda. Pese a ello, la historia de la moda ha reconocido a Jacques como uno de los ‘padres’ de este traje de baño, el cual logró convertir en sensación internacional cuando Brigitte Bardot lució uno de sus diseños en 1956.
En la década de los 50, el diseñador puso en marcha otra línea de moda femenina a la que denominó Heim Actualité y la cual se vio influenciada por estampados geométricos del Art Deco y cortes asimétricos y modernos. Junto a su colección juvenil Heim Jeunes Filles, el modisto y gran hombre de negocios, fue afianzando su modesto éxito entre la alta sociedad, por lo que bajo la presidencia de De Gaulle fue nombrado diseñador de la esposa del general, Yvonne de Gaulle.
Además, entre sus clientas más destacadas se encontraban Sophia Loren , la reina Fabiola de Bélgica, M. Eisenhower y la actriz Gloria Swanson . En 1958 sería nombrado presidente de la Cámara Sindical de la Costura de París, cargo que ostentó hasta 1962 y en el que realizó importantes cambios promocionales y organizativos entre el gremio de los couturiers.
Felizmente casado, Heim tuvo dos hijos, Philippe y Arianne, que se hicieron cargo de su casa de moda tras la muerte del diseñador, que falleció el 9 de enero 1967 en Neuilly-sur-Seine, a las afueras de París. En agosto de 1968, el varón tomó el relevo de los negocios familiares, aunque un año después vendió la firma a una cadena de moda nupcial a cuyo frente se encontraba Henri Michmacher. La maison Heim cayó en el olvido para reconvertirse en Pronuptia.