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Hermès, guarnicioneros del lujo

Hermès tiene más de un siglo de historia. La gran firma francesa de lujo, especializada en accesorios de cuero, pañuelos de seda y relojes, nació a mediados del siglo XIX como una tienda dedicada a las caballerías, peroa principios del siglo XX comenzó a transformarse en un universo de productos únicos cuyo logo actual hace alusión a sus orígenes, un carruaje tirado por un caballo. No obstante, esta enseña familiar que empezó con accesorios para el hombre, encontraría su cénit en los bolsos para mujer, gracias a la popularidad que alcanzaron sus modelos tras ser lucidos por Grace Kelly y Jane Bakin. Por ello, la maison les dedicó sus emblemáticos Kelly y Bakin Bag.

El fundador de la marca más conocida del mundo del lujo fue Thierry Hermès, que nació en Prusia en 1801. Hijo de una familia de protestantes alemanes desde pequeño se trasladó con sus padres a vivir a París, donde se inició en el oficio de la guarnicionería. En 1837 abrió su primer taller en el Grands Boulevards, una pequeña tienda destinada a abastecer a las caballerías de la nobleza europea y a la que llamó como su apellido: Hermès. Su objetivo era fabricar bridas y los arneses forjados más finos que se pudieran encontrar en el mercado del transporte. La compañía poco a poco fue creciendo en elogios y en 1855 obtuvo el primer premio en la Exposición de París y, en 1867, la Medalla de Primera Clase en la Exposición Universal.

Thierry Hermès.

Thierry Hermès.

En 1878, cuando el negocio comenzaba a consolidarse, Thierry falleció, por lo que su hijo Charles-Emile Hermès heredó la empresa y en 1880 la trasladó a un sector cercano al Palacio del Elíseo, concretamente al número 24 de Rue du Faubourg Saint-Honoré. Gracias a este cambio, y ayudado por sus hijos, Adolphe y Emile-Maurice Hermès, la compañía empezó a ampliar sus productos, introduciendo las sillas de montar y convertiéndose, además, en la firma proveedora de las élites europea, norteafricana, americana, rusa y asiática.

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Cuando Charles-Emile Hermès se retiró del negocio, sus dos hijos se hicieron cargo de Hermès Frères, consiguiendo ser proveedores del zar de Rusia, entre otras casas reales. En 1900, la fábrica produjo el haut à courroies, una alforja diseñada para que los jinetes llevaran consigo sus sillas de montar y que fue todo un éxito. La casa crecía en pedidos y en empleados, llegando a tener hasta 80 artesanos en sus talleres a mediados de esa década.

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Durante un viaje por Canadá, Emile-Maurice dio con un artilugio denominado cierre relámpago, del cual se hizo con la patente y comenzó a utilizarlo en bolsos y prendas de vestir, dando lugar a la cremallera, cuya licencia vendería años después a Chanel o Lanvin. De hecho, Hermès se convirtió en la primera casa en usar esa tecnología en Francia y también fue pionera en crear la primera chaqueta de cuero con cremallera en 1918 para el príncipe de Gales.

Sin embargo ésta no sería su única aportación, pues también decidió colaborar con grandes artistas y diseñadores de la época como Le Corbusier, los hermanos Giacometti o Sonia Delaunay que contribuyeron con sus creaciones a la expansión de la enseña.

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En la década de 1920, Emile-Maurice ya dirigía por completo el negocio familiar, agregando nuevas colecciones de accesorios e introduciéndose cada vez más en la industria de la moda. Pero, para mantener vivos los lazos de familia, convirtió a sus tres hijastros (Robert Dumas, Jean-René Guerrand y Francis Puech) en sus socios comerciales. En 1922, lanzó el primer bolso de cuero femenino a petición de su esposa. El modelo gustó tanto que la fábrica se centró en este nuevo mercado ofertando el producto en diferentes colores, tamaños y estilos, abriéndose de esta manera al mundo femenino. En 1924 amplió a Estados Unidos, donde inauguró dos tiendas y en 1929 ya presentó en París la primera colección de ropa de alta costura.

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A partir de entonces, Hermès produjo algunos de sus artículos más representativos. En 1935 vio la luz el bolso Sac à dépêches, y dos años más tarde los pañuelos Hermès carré, cuya seda se compraba a China para hilarla y tejerla dos veces para hacerla más resistente. Los diseñadores de Hermès, entre los que destacó Lola Prusac, se dedicaban a crear nuevos motivos, los cuales se estampaban por cada lado de las pañoletas con pigmentos vegetales. Cada color podía tardar hasta un mes en secar, tiempo que el siguiente tono debía esperar para ser aplicado. Los dibujantes podían elegir entre 200.000 colores diferentes, llegando a usar hasta cuarenta de ellos en el diseño más complicado. En 1937, una planta dedicada exclusivamente a la fabricación de pañuelos fue abierta en Lyon, Francia.

Jane Birkin.

Jane Birkin.

Un año después del boom de los pañuelos, Hermès creó el brazalete Chaîne d’ancre y el atuendo de equitación, que se unieron a la colección clásica. Posteriormente, en 1946 la maison introdujo las corbatas de seda, y años después comenzó a producir el primer perfume, Eau d’Hermès.

El gran impulsor de esta marca de lujo, Emile-Maurice, falleció en 1951, por lo que las riendas del negocio pasaron a manos de Robert Dumas-Hermès y de su hermanastro Jean-René Guerrand. Dumas sería el primero en liderar la compañía sin ser descendiente directo del fundador de Hermès, aunque incorporó el apellido al suyo. Durante los años 50 la empresa adquirió su logotipo del carruaje con el caballo y se centró en la producción de bolsos, joyas y accesorios originales, fama que se convertiría en inmortal cuando en 1966 Grace Kelly fue fotografiada con el bolso Sac à dépêches para la revista Life, ayudando a incrementar las ventas de este producto y por lo que la empresa lo renombró como Kelly Bag.

Grace Kelly con su Kelly Bag.

Grace Kelly con su Kelly Bag.

En los años 60, Hermès afianzó su presencia en el mercado estadounidense, ofreciendo sus corbatas de seda en las tiendas Neiman Marcus. Paralelamente, el negocio de los perfumes se hizo subsidiario en 1961 y, al mismo tiempo, se introdujo la fragancia Calèche. Ya en la década de los 70, la firma inauguró múltiples tiendas por toda Europa, Estados Unidos y Japón. No obstante, a pesar del aparente éxito de la compañía, Hermès comenzó a retroceder en comparación a sus competidores.

En 1978, tras la muerte de Dumas, su hijo Jean-Louis pasó a ser el presidente de la compañía, renovando las áreas de seda, cuero y accesorios para ofrecer un producto más asequible dentro del llamado ready-to-wear. Además, contrató a los diseñadores Eric Bergére y Bernard Sanz para relanzar la colección de vestuario, apostando por las chaquetas para motociclistas hechas con cuero de pitón y los jeans fabricados con piel de avestruz. No obstante, el mayor de sus éxitos llegaría en 1984 también en forma de bolso, el denominado modelo Birkin.

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Esta prenda le debe su nombre a Jane Birkin, que en un viaje de París a Londres se sentó junto a Dumas y durante el trayecto el contenido del bolso de la cantante terminó por el suelo del avión. El presidente de la marca le propuso un diseño que tuviera bolsillos y de este deseo nacería Birkin, uno de los diseños más aclamados y con mayor lista de espera del mundo pese a su elevado precio. Son 20 las horas de trabajo que exige cada unidad, la cual es elaborada por un artesano formado durante cinco años para poder hacer cada bolso.

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Un artículo reservado para las clases más pudientes pero que el pasado año volvió a ser noticia cuando la cantante que le dio nombre pidió a Hermès que “rebautizara” el mítico bolso de piel de cocodrilo que lleva su nombre “hasta que no existan mejores prácticas” a la hora de sacrificar estos animales.

Pero, polémicas aparte, lo que sí hay que reconocer es que Jean-Louis Dumas fue el responsable de la diversificación y expansión de la empresa, de la compra del 35% por parte de la compañía de la firma de Jean-Paul Gaultier y de su contratación como diseñador o del nombramiento de Martin Margiela como creativo del prêt-à-porter para mujer, colecciones de las que, luego, se encargaría Christopher Lemaire hasta 2014, cuando renunció como creativo. Su puesto lo ocupó la belga Nadège Vanhee, quien mantiene en sus diseños ese estatus de una moda imperecedera, muy minimalista y clásica que ha acompañado desde los orígenes a la firma del carruaje de caballos y el color naranja.

Texto: El Atelier.
Fuentes: Wikipedia, Vogue y Hermès.

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