El diseñador catalán Antonio Miró (Sabadell, 1947) ha fallecido este pasado miércoles a los 74 años después de sufrir un infarto. Fue hijo de un sastre, abrió su primera tienda en Barcelona con solo 20 años y su nombre acabó convirtiéndose en todo un icono de la moda española que adquirió fama internacional.
La marca de Miró fue pionera pionera en España y ha llegado a estar presente en algunas de las pasarelas internacionales de mayor prestigio, como París, Florencia, Tokio o Nueva York. De hecho, sobre él también recayó la labor de realizar el vestuario de los Juegos Olímpicos celebrados en Barcelona en 1992.
Pero no solo eso, sino que además diseñó elementos tan significativos como el telón del Gran Teatro del Liceo tras su reconstrucción en 1997. Es responsable, igualmente, del vestuario profesional de diferentes marcas, como las prendas de la policía autonómica catalana, de los empleados de Telefónica o de Port Aventura.
Su trabajo, caracterizado por la simplicidad pero también por el perfeccionismo, le sirvió para alzarse con varios reconocimientos como el premio Cristóbal Balenciaga al mejor diseñador español, la medalla Fad otorgada por Asociación de Diseño Industrial del Fomento de las Artes Decorativas o la medalla Antonio Gaudí, Moda Barcelona.
Miró, que también ha colaborado con grandes figuras reconocidas en sus desfiles, es también uno de los diez modistas que fundaron la Asociación de Creadores de Moda de España en 1999. Es una organización sin ánimo de lucro que pretendía servir de lanzadera para promocionar la moda nacional tanto dentro como fuera del país y que, en estos momentos, cuenta con 68 firmas asociada.
Antonio Miró ha sido pionero no solo en patrones, también en su forma de entender la moda.