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Alvarno: “La moda es un business no una performance cultural”

Karl Lagerfeld los unió sin imaginar que en los talleres de la maison parisina acabaría forjándose una firma con esencia española. Hasta ese momento, el francés Arnaud Maillard trabajaba para el káizer de la moda dirigiendo el nuevo departamento Lagerfeld Gallery, mientras que el español Álvaro Castejón hacía lo propio con los ya desaparecidos Oscar de la Renta y Alexander McQueen. No obstante, en el año 2000 los caminos de ambos diseñadores convergieron en París, cuando Castejón recibió una oferta de Lagerfeld para trabajar junto a Arnaud en la creación de este departamento. Nueve años después nacería el proyecto Alvarno.

El cine, el arte contemporáneo y las mujeres viajeras y cosmopolitas sirven de inspiración para vestir la moda más femenina y sofisticada de Alvarno, prêt-à-porter de lujo que se funde entre cortes minimalistas y ricos bordados a la luz de Madrid y al espíritu de París. Una firma con proyección internacional que no sólo vende en España sino que ha llegado a abrir mercado en Moscú o Emiratos Árabes.

Desde 2013, los diseñadores de Alvarno son, además, directores creativos de la casa francesa de Alta Costura Azzaro, una labor que compaginan entre ambas ciudades y entre respectivos equipos de trabajo, pero que no les ha impedido visitar recientemente Tenerife para asistir como invitados a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en la que impartieron una conferencia dentro del curso ‘La Moda. Marca e Identidad’ que ha sido organizado por la profesora Sara de la Cuesta.

Recién llegados de Madrid, y aún sin deshacer el equipaje, el dúo Alvarno concedió una entrevista a este medio, una charla amena y enriquecedora en la que ambos dejaron latente que tienen las ideas muy claras sobre lo que quieren y cómo lo quieren. Aseguran que la moda, antes que nada, es un business (negocio) y por tanto tras un desfile lo que hay que hacer es producir y vender.

Arnauld Maillard y Álvaro Castejón consolidan su marca con la apertura de su primera tienda en Madrid

El dúo de diseñadores Alvarno posa tras la entrevista en el Hotel Atlántida. / Foto: David Domínguez.

El dúo de diseñadores Alvarno posa tras la entrevista en el Hotel Atlántida. / Foto: David Domínguez.

-A pesar de ser asesores creativos de Lagerfeld llega un momento en que acuerdan iniciar un camino por separado. ¿Qué les llevó a crear Alvarno?

-Trabajamos durante seis años con Lagerfeld, tiempo suficiente para conocernos muy bien, sobre todo los puntos fuertes y débiles de cada uno. La idea de crear un proyecto en común en moda llegó casi sola. Había buena conexión entre ambos, mismos gustos y un mismo sueño, lo que nos dio impulso para decidirnos a hacer algo por nosotros mismos. Al fin y al cabo el objetivo de todo diseñador es tener su propia propuesta de moda.

-¿En qué influye en Alvarno el haber trabajado para otros grandes diseñadores?

-Arnauld: Pienso que a nivel de creación somos diferentes a los diseñadores para los que hemos trabajado, aunque si en algo ésto ha influido es respecto a la forma de trabajar. En mi caso, tras 15 años con Karl Lagerfeld para sus cuatro casas Chanel, Chloé, Fendi y Lagerfeld, aprendí a hacer muchas cosas a la vez, lo cual ha sido positivo para tener una dinámica de trabajo, una exigencia y una metodología marcada, algo que nos ha beneficiado posteriormente, cuando hace más de un año nos contrataron como los directores creativos de la firma Azzaro en París. Llevar esta firma junto a la nuestra propia sin que ambas interfieran es lo que aprendimos con Karl.

-Álvaro: En mi caso, al haber trabajado con tres diseñadores tan distintos y con estilos tan diferentes, me ha servido para darme cuenta de que aprendí a apartar lo que es tu propio deseo de creación de moda para meterte un poco en la cabeza de ellos e interpretar todo a su manera. Ahora, al tener nuestra firma propia las cosas son totalmente diferentes.

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-¿Cómo se crea un estilo o una identidad propia en una nueva firma?

-Álvaro: Crear un estilo que defina a una firma no es algo que surge solo, sino que llega con el paso del tiempo. No es una estrategia de marca con la que te plantees ahora va a ser esto o lo otro, sino que va tomando vida en función de muchos factores, como la clientela. No obstante, nos sorprende que en Alvarno hay códigos que han nacido por sí mismos.

-¿Y qué códigos definirían a Alvarno?

-Arnauld: Sobre todo destacan los cortes minimalistas con un toque muy barroco o rococó, el detalle del bordado y la riqueza del ornamento. También desde hace un año trabajamos más las cremalleras y los colores azul marino o la camisa blanca, lo cual ya nos identifica.

-Álvaro: Creo que los colores son clave de nuestra firma, sobre todo esa mezcla de azul marino, blanco y negro que se cuela en casi todas las colecciones, tanto de invierno como de verano. Los materiales también empiezan a definirse mucho y a veces hasta nos sorprenden a nosotros mismos. No es una estrategia planificada sino que llega así porque se trata de un proyecto que creamos juntos y, por tanto, las decisiones y la creatividad son de los dos.

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Alvarno lleva cuatro años como firma, muy poco tiempo para el posicionamiento que ha conseguido. ¿Cuál es el secreto?

-Arnauld: No hay secreto (risas) aunque es cierto que fuimos algo inconscientes cuando decidimos en 2010 crear esta marca conjunta. Todos nos decían que si estábamos locos para empezar con este reto en plena crisis, pero lo cierto es que después del primer desfile que hicimos ya estábamos pensando en el segundo y hasta la fecha van quince. No hay que tener miedo cuando estás seguro de algo.

-Un trabajo, que también ha sido premiado en la reciente Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, donde tras años negándose a desfilar, se han llevado el galardón a la mejor colección…

-Arnaurd: Así es. Quizás no somos conscientes de la repercusión que nuestros desfiles han tenido, máxime cuando llevamos el peso de dos empresas a la vez que implica cuatro desfiles por temporada -dos de Alta Costura en París y dos prêt-à-porter en Madrid-. Por eso cuando nos concedieron este premio L’Oreal era algo que no esperábamos, es más estábamos en la oficina preparando las maletas para irnos a París cuando nos llamaron para darnos la noticia. Fue una sorpresa.

-Álvaro: El hecho de  que no queríamos desfilar en la Fashion Week Madrid era porque llevábamos cuatro años de negociación sin llegar a nada. Nosotros pedíamos desfilar solos, sin compartir pasarela, y desde la organización siempre se nos negaba. Por ello, comenzamos a hacer nuestros desfiles al margen de Cibeles, en edificios emblemáticos de Madrid, los cuales lograron mucha repercusión, tanto entre el público como en la prensa. Crear un ambiente especial siempre ha marcado nuestros desfiles desde el primer momento, cuando hasta muchas personas ni conocían la marca.

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-¿Este premio es un aliciente para que ahora Alvarno sea más conocida en su propio país?

-Arnaud: No creo, es un paso más. Cuando nos llamaron desde la MBFW Madrid para tenernos allí aceptamos siempre que nos permitieran unas condiciones especiales de montaje de la pasarela, las cuales pagamos nosotros. Un casting con 28 modelos, una puesta en escena diferente a base de grandes globos y juegos de luces y un desfile que duró 7 minutos, en vez de 20, porque queríamos mostrar algo distinto. No fue fácil pero lo logramos.

-Álvaro: Aunque muchos no nos conocieran como marca, lo cierto es que teníamos mucha trayectoria detrás y además importante. Todo ello nos ha servido de mucho, porque aunque no tengas los mismos medios que estas grandes casas con las que has trabajado, en cambio sí hay imaginación. Un condicionante clave que ha ayudado al impacto de la marca.

Alvarno conquistó al público con su nueva colección primavera-verano 2015 en la MBFW Madrid.

Alvarno conquistó al público con su colección primavera-verano 2015 en la MBFW Madrid.

-En 2013 fichan para Azzaro. ¿Cómo se lleva trabajar para dos firmas tan distintas?

-Álvaro: Llevamos casi dos años como directores creativos de Azzaro y cuatro con Alvarno, lo cual ha sido un añadido que, físicamente, es agotador. Cuando empezamos con nuestro proyecto personal la idea era volver a París, pero nunca imaginamos que iba a ser tan pronto. El mayor inconveniente no ha sido trabajar para dos firmas, sino en dos ciudades diferentes, pero poco a poco hemos ido adaptándonos a esta situación y ya contamos con una casa propia en París junto a otras comodidades que nos facilitan la labor. Es un deporte de élite, pues cada equipo está esperando a que llegues para solventar problemas y no queda otra que darlo todo.

-¿Y por qué cuesta tanto el reconocimiento internacional de la moda española?

-Álvaro: La moda española adolece de este reconocimiento porque no hay apoyo y la gente desconoce que se hace una moda creativa. Es triste decirlo, pero es una realidad. Aquí las cosas no se han hecho bien al respecto y aunque ahora se quiere ganar terreno tampoco se sabe muy bien cómo hacerlo. Hay diseñadores que por libre se marchan fuera a vender sus colecciones y, en nuestro caso, lo hacemos en París porque es la única manera de estar en contacto con los compradores internacionales. Si quieres crecer no queda otra que salir a buscar mercado fuera de España para poder expandirte. El problema es que yendo por separado no se consigue con la misma fuerza que todos unidos.

-Arnauld: La solución sería poder sentar en una misma mesa a todos los diseñadores junto al apoyo de los ministerios de Cultura y de Industria, pero reunirnos a todos y que cada uno tenga metido su ego dentro del bolsillo es complicado. Si se quiere caminar en una misma dirección hay que tener claro que se tiene que dejar de lado personalidades para poder definir hacia dónde queremos ir unidos.

Los creativos llevan cuatro años al frente de su firma Alvarno. / Foto: David Domínguez

Los creativos llevan cuatro años al frente de su firma Alvarno. / Foto: David Domínguez

-¿El problema radica en egos personales?

-Arnauld: No puedes desfilar en Madrid y luego decir que te vas de vacaciones. Hay que desfilar, hay que producir y hay que vender, porque de nada sirve que hagas un gran espectáculo de diez minutos sobre una pasarela para que luego tus prendas se queden en un almacén. La moda es un business, no una performance cultural.

-¿Pero si en España no hay tanto apoyo a la industria textil, por qué decidieron crear Alvarno aquí y no en otro país?

-Arnauld: Si una marca quiere crecer tiene que desfilar en Londres, París o Nueva York. En nuestro caso optamos por España porque yo llevaba viviendo muchos años aquí y Álvaro, por su parte, quería también regresar a su país. Había que empezar en algún lugar.

-Álvaro: Una de las ventajas de España para una nueva firma es que tienes algunas oportunidades que no encuentras en otros países, sobre todo porque el mercado está menos saturado que en París y estás lejos de los grandes grupos que gestionan la moda en el mundo. Si hubiésemos apostado por abrir la marca en Francia, lo cual tuvimos en consideración, creo que el impacto que hemos tenido hubiera sido menor, aparte de que prefiero cometer fallos aquí en los inicios, porque si te pasan en París ya te crucifican y no puedes continuar.

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-¿Se arrepienten de haber dado este paso de trabajar para si mismos?

-Pasar de trabajar para otros a hacerlo para ti mismo implica demasiada responsabilidad y esfuerzo, pero ahora mismo no lo cambiaba por nada. En mi caso (Álvaro) estuvieron muy bien todos los años que trabajé para otros diseñadores, pues me sirvió como aprendizaje, pero llega un momento en que la vida te pide otras cosas.

-¿Qué proyectos futuros tienen en mente, aparte de la inmediata apertura de la primera tienda Alvarno en Madrid?

-Álvaro: Estamos a tope de ilusiones y de proyectos, sobre todo con la nueva tienda en Madrid que abriremos en diciembre en la calle Hermosilla n1 34, en pleno Barrio de Salamanca. Es un paso muy importante para nosotros, pues dará visibilidad a la marca y además era una demanda de la clientela. Creo que después de cuatro años en el mercado se hacía necesario para la firma contar con su flagship store, lo cual marcará un antes y un después.

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-¿Y estarán los dos en la tienda o no hay tiempo para más?

-Arnauld: A mí me encantaría y creo que al menos en sus principios sí estaremos. Yo ya tuve una tienda vintage de lujo en Madrid y me gusta mucho estar en contacto con la clientela. Mi pasión es coleccionar objetos emblemáticos de grandes firmas como Hermès, Chanel o Louis Vuitton, que era lo que vendía en mi local, el cual cerré tres años antes de comenzar con Alvarno. En ese tiempo tuve muchas clientas famosas como Penélope Cruz, Carmen Lomana, Marta Sánchez o Bibiana Fernández, a quienes trataba como a cualquier clienta porque recién llegado de París no sabía ni quieres eran y hasta criticaba sus looks.

-¿Y aparte de las colecciones de Alvarno qué más se encontrará en la tienda?

-Álvaro: Vamos a sacar al mercado nuevos productos Alvarno, como serán las velas para darle un olor propio a la firma, además de una línea de bolsos, carteras y accesorios. Por otra parte, también tendremos corner con firmas exclusivas de joyería con las que hemos colaborado, que se encargarán de realizar colecciones especiales para la tienda y que sólo se podrán conseguir allí. Igualmente, otra idea es contar con un espacio para nuevos diseñadores, también se podrán adquirir las pieles de Santiago de Palacio y, por supuesto, habrá un rincón para esas piezas vintage que tanto le gustan a Arnauld.

-¿Y en un futuro habrá hombre Alvarno?

-Arnauld: En Alvarno no nos planteamos crear colecciones para el hombre, puesto que ya lo trabajamos en Azzaro, firma con la que ahora estamos inmersos en su nueva colección. Desde febrero a marzo del próximo año se llevarán a cabo las presentaciones y tenemos que estar centrados en terminar las nuevas propuestas. Luego, vuelta a empezar.

 Texto: Mónica Ledesma.
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