El museo Rodin, en París, ha sido testigo de la presentación de la colección primavera-verano 2017 de Dior, una propuesta muy femenina que, por primera vez en los 70 años de la maison, ha estado al frente de una mujer, la nueva directora creativa, Maria Grazia Chiuri.
Faldas con transparencias y vestidos de tul, pantalones capri, monos acolchados y chaquetas biker han sido los prototipos de una moda elegante y sensual que han desfilado en looks total white para ir dando paso a tonalidades nude, azul bebé o negro. La esgrima ha servido de inspiración a Chiuri para reflejar a las mujeres de hoy a través de sus propuestas.
«La esgrima es una disciplina en la que el equilibrio entre pensamiento y acción, la armonía entre espíritu y corazón son esenciales. El uniforme de estas deportistas, a excepción de las protecciones especiales, es idéntico al de los esgrimidores. El cuerpo femenino se adapta a este conjunto que, a su turno, parece esculpido siguiendo sus formas», añadió la diseñadora.
Maria Grazia Chiuri es la primera mujer que ocupa el puesto de director artística de la maison Dior: su mirada femenina audaz —feminista es una palabra recurrente en ella— explora las reglas de la belleza moderna para plasmarlas en una colección regida por esta tensión sensual entre el cuerpo y la ropa. El New Look de Christian Dior constituyó un reto a la modernidad y al rigor de la vestimenta, devolviendo a las mujeres las curvas y el refinamiento que la guerras había eliminado, una moda decididamente nueva para la época
Los elementos de este uniforme, como las máscaras, chaquetas y cordones son todas piezas detonantes cuyas líneas exaltan la claridad constructiva del proyecto de Chiuri, que se adueña de la ruptura fundadora de los orígenes —la de Christian Dior— para atravesar, sin prejuicios, una historia extraordinaria jalonada de artesanía y alta costura.
A través de formas descontextualizadas y puestas en movimiento, inventa un diálogo entre los signos: el corsé que no oprime sino que expresa con ligereza e ironía el deseo de mirarse y gustarse; la libertad de dejar entrever una lencería técnica y gráfica que sigue las curvas del busto, con elásticos adornados con juegos de palabras en torno a la marca, y lo transforma en una especie de rap gótico y pasadista al ritmo de los j’adior.
Un prêt-à-porter abierto a las influencias del estilo callejero, de los materiales técnicos, como también a esta dimensión mágica, soñadora, casi adivinatoria, tan apreciada por el fundador de la maison y expresada por Chiuri en su célebre frase: «Aprende a seguir tus sueños». Suntuosos bordados de los signos del zodíaco recubren así los tejidos, hasta convertirlos en auténticas telas.
Figuras de tarot abundantes y sabiamente plasmadas en diferentes medios sugieren posibles interpretaciones del futuro. Por el lado de los materiales, encontramos el algodón en azul, blanco y negro. Y este rojo tan apreciado por Dior, además del gris y el rosa. El denim aparece como un elemento de conjunto. El tul, la muselina de seda y el georgette aparecen a su vez convertidos en maxifaldas, cuyo largo varía según se desee.
Pero es, fundamentalmente, el corazón bordado sobre el pecho, como en los primeros conjuntos de las esgrimidoras, el que traduce, mejor que mil discursos, la intensidad y la fuerza de las emociones que habitan en las mujeres de hoy.