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Alaïa y Balenciaga se unen en una exposición única en el País Vasco

Los amantes de la moda están de enhorabuena, porque el talento de dos grandes diseñadores y escultores del cuerpo femenino se ha unido, por fin, en una exposición única que, bajo el nombre Alaïa y Balenciaga. Escultores de la forma, abre sus puertas hasta el próximo 1 de noviembre de 2021 en el Museo Cristóbal Balenciaga.

Coincidiendo con el décimo aniversario de este enclave museístico, situado en la villa de Getaria de Gipuzcoa (País Vasco), se han fusionado cien obras de ambos creadores, pertenecientes a las colecciones de la Fundación Azzedine Alaïa de París.

Azzedine Alaïa (Túnez, 1935-2017) es considerado uno de los modistos más importantes del siglo XX y uno de los inventores de las siluetas ceñidas. Fue también el padrino y descubridor de Naomi Cambell y uno de los creadores del concepto de supermodelos. Por su parte, Balenciaga (Getaria, 1985-1972) es considerado el padre de la alta costura, un modisto legendario, discreto y enigmático, admirado por Coco Chanel, Christian Dior y, por supuesto, Givenchy o Alaïa.

Por ello, desde hace una década el Museo Balenciaga de Getaria, la localidad de la costa vasca en la que nació el couturier, honra la obra de un genio de la moda que vistió a Grace Kelly, la reina Fabiola de Bélgica, Ava Gardner, Audrey Hepburn o Jackie Kennedy.

Desde el momento en que se presenta la última colección de la Casa en el año 1968 y finaliza la actividad de los salones y talleres, las creaciones de Balenciaga comienzan a trascender su valor material como indumentaria de moda, por definición, efímera, para convertirse en objeto de colección y perdurar en el tiempo.

FRANCE. Paris. Balenciaga fashion house. 1968.
Christobal BALENCIAGA.

Desde 1970, comienzan a organizarse sucesivas exposiciones en todo el mundo y fuera del dominio privado de antiguas clientes y coleccionistas expertos, las obras del modisto comienzan a percibirse como bien público, según informa el Museo en su página web.

Uno de estos coleccionistas pioneros fue Azzedine Alaïa, que a lo largo de casi cuatro décadas fue formando un impresionante archivo. Él mismo relata como comenzó adquiriendo al cierre de la Casa un importante número de piezas; prendas que quiso rescatar de un destino incierto. Pero posteriormente siguió coleccionado y acumuló más y más obras, no sólo de Balenciaga, sino de otros grandes maestros como Grès, Vionnet o Schiaperelli. Prendas cuya importancia valoraba especialmente, y que creía debían conservarse y trascender de su tiempo.

museo cristóbal balenciaga; azzedine alaÏa; getaria; 2021

Para Azzedine Alaïa, Cristóbal Balenciaga era “el más querido, el más apreciado”. Ambos compartían un equilibrio perfecto de medidas y volúmenes. De sus manos y mesas de trabajo, los vestidos nacían de la determinación y el dominio de la técnica que los dos modistas manejaban magistralmente. En la historia de la moda, estas dos grandes figuras silenciosas, inmunes a los efectos de las tendencias, han tenido mucho que decirse la una a la otra.

“Balenciaga tenía un conocimiento del oficio, del corte, sabía coser… él era un auténtico creador de moda, capaz de inventar un nuevo volumen, una nueva técnica para las mangas o el cuello. Balenciaga siempre me ha influido. Sin duda, él es uno de los mejores modistas de todos los tiempos”, afirma Alaïa.

Sus diseños dialogan, en el Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria, mostrando un sorprendente número de elementos compartidos. Sus creaciones son verdaderos ejemplos de arquitectura, que nos recuerdan lo singulares que fueron los dos couturiers en su tiempo, y lo atemporal de su legado, hoy en día.

La exposición, comisariada por Olivier Saillard y Gaël Mamine, está organizada por la Fundación Azzedine Alaïa en colaboración con el Museo Cristóbal Balenciaga. Proyecto que ambas instituciones emprenden en memoria de Hubert de Givenchy, promotor original de esta idea.

Texto: El Atelier.
Fotos: Museo Cristóbal Balenciaga.
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