Cientos de rollos de tela y bobinas de hilo bordan cada día de color sueños en forma de moda. Patrones que un día abandonaron el tradicional cartón para transformarse en diseño digital, sin mermar con ello la calidad artesanal que impregnan en cada prenda las manos expertas de las modistas. El sonido de las máquinas de coser y el empuje de los carros automáticos son la perfecta banda sonora para un paseo por el interior de uno de los talleres tinerfeños especializados en el sector textil, una fábrica que en apenas cuatro años de vida ha logrado posicionarse en el mercado gracias a la calidad e innovación que defiende entre puntadas su alma máter, Felipa Rodríguez.
Javier y Laura dan nombre a Javilar Textiles. Un juego de palabras que responde a las iniciales de los hijos de esta pequeña pero gran mujer que ha sabido hacer de su pasión por el diseño no solo un medio de vida sino también de lucha. Una mente empresaria y creadora que ha logrado posicionar a la moda confeccionada en Tenerife como un referente nacional e internacional, sobre todo, en el sector infantil de ceremonia, ropa de bebé, uniformidad y restauración. Producciones en serie que, actualmente, se venden en importantes tiendas y grandes almacenes de las Islas como El Corte Inglés, además de a otros clientes de la Península, Austria, México o Estados Unidos.
La diseñadora y empresaria tinerfeña Felipa Rodríguez lleva casi 30 años vinculada al mundo de la moda
Curiosamente, el vínculo de Felipa con la moda surgió casi por necesidad. “Con 19 años no sabía enhebrar una aguja y aunque en mi familia había tradición por la costura, pues mi abuela paterna fue sastre de caballeros, nunca me había interesado este campo. Mi madre regentaba un restaurante y apenas tenía tiempo para poder subirme el vuelto de un pantalón, lo cual fue una de las causas que me llevó a aprender lo básico yendo a clase con una modista de Los Realejos, doña Manuela. Lo que en principio iban a ser meses, al final se convirtieron en cinco años aprendiendo a su lado. Fue un mundo que me gustó tanto y que me llegó tan adentro que decidí dejar en tercer curso la carrera de Derecho para dedicarme a coser”, recuerda.
Un tiempo entre costuras durante el cual a Felipa le surgió la oportunidad de convertirse en profesora a través de unos cursos de corte y confección que ofrecía el Inem. “Me fui a Barcelona para especializarme en formación y comencé a dar clase a futuras modistas, una actividad que aún sigo ejerciendo en mi taller gracias a un convenio con la Escuela Municipal de Los Realejos”, apunta. Así, los años fueron pasando para ella entre impartir clase y realizar los encargos que llegaban a su primer atelier en Icod de Los Vinos, principalmente centrados en trajes para galas, novias o carnavales. No obstante, el salto definitivo al mundo del diseño llegaría en 1991, cuando se asoció con otro diseñador y nacería la firma Tamarco.
A pesar de tener el carné de artesana, ella optó por la senda de la moda y entró a formar parte del primer colectivo Canarias Moda Cálida que aglutinaba a firmas tinerfeñas y grancanarias bajo el paraguas del Gobierno regional. Una unidad que se rompería con el paso de los años, dando lugar a la aparición de Tenerife Moda, un programa del Cabildo Insular de apoyo al sector textil y empresarial y al cual pertenece la modista desde sus inicios.
“Tres años después de crear Tamarco, y gracias al apoyo institucional que tuvimos en ese momento, pudimos acudir a Barcelona tras ser seleccionados para desfilar en Novia España. Allí compartimos pasarela con grandes diseñadores y modelos y pudimos presentar una colección nupcial inspirada en trajes tradicionales canarios. Una experiencia que en 1995 repetimos, aunque esta vez con una propuesta de novias basada en los calados típicos de las Islas como la roseta o el frivolité, la cual gustó mucho e incluso llegó a salir en revistas internacionales”, recuerda la diseñadora. Una etapa repleta de éxitos que llevaron a Felipa a ir tejiendo su camino entre Barcelona y Tenerife hasta que un día uno de sus clientes la animó a dar el paso para empezar a diseñar en el sector infantil.
La producción de Javilar, especializada en moda infantil de ceremonia y uniformes, se vende a nivel internacional
“En el 96 presenté mi primera colección de ceremonia para niños en la Feria Internacional de Valencia (FIMI) y en la de Ifema en Madrid, donde logré abrir un nicho importante de mercado en los países árabes. Durante siete años acudimos a Valencia a presentar las tendencias de cada temporada, a la par que los diseños comenzaban a posicionarse también en las Islas. En el año 98 me decidí a comprar un solar en Los Realejos para fabricar el que es hoy mi taller, pero en 2003 varios hechos cambiaron las cosas, pues al quedarme embarazada de mi hijo Javier tuve que dejar de ir a ferias por motivos de salud. En esos años, además, estalló la Guerra del Golfo que paralizó el consumo desde Oriente, a lo que se uniría después la crisis económica. Dos hechos que hicieron que en 2006 se rompiera la firma Tamarco”, detalla la empresaria.
La firma de Tenerife Moda ultima su primera colección de novia y otra especializada en el sector restauración
Lejos de hundirse, Felipa resurgió cual Ave Fénix y junto a su hija Laura, experta en el sector finanzas, creó Javilar. Una nueva marca que vio la luz en 2007 y que, tres años después se constituirá en sociedad, centrándose en una diversificación de productos especializados en moda infantil de ceremonia, casual y un departamento especializado en uniformes para colegios, policía local, sanitarios o restauración. “Aprovechando los conocimientos y las nuevas tecnologías del taller decidimos ampliar la oferta para llegar a más clientes, los cuales hoy abarcan desde los centros de El Corte Inglés en las Islas, en los que ofrecemos 28 artículos diferentes que se reponen cada semana, hasta tiendas especializadas, colegios, gasolineras u otras instituciones. Proyectos a los que en breve se unirá otro vinculado al sector de la hostelería, consistente en la nueva colección Chef en base a chaquetas, pantalones, delantales y gorros con alegorías canarias”, anuncia la diseñadora.
Aunque la empresa crece en iniciativas, lo cierto es que las novias que dieron la fama inicial a Felipa Rodríguez no han dejado de estar presentes en su expansión y, por ello, han vuelto a resurgir como uno de sus retos más inmediatos. “Recientemente presenté sobre la pasarela de Feboda una pincelada de lo que será la primera colección nupcial bajo la firma Javilar, la cual verá la luz el próximo marzo. Será una novia especial, aunque sin abandonar ese toque artesanal que siempre nos diferenció”, puntualiza. Asimismo, otra idea que va cobrando fuerza se basa en la de introducir una nueva línea de moda hombre más juvenil, así como otra de baño, junto a la posibilidad de abarcar nuevos puntos de venta a nivel nacional que, en estos momentos, están en vías de negociación.
Una intensa actividad productiva vinculada a la moda que, además, consigue dar empleo a personas de la Isla. “En la escuela de diseño y moda que imparto en mi taller de Los Realejos formo a mi propio personal, el cual luego entra como prestadores de servicio dependiendo de la demanda de pedidos por temporada. Se trata de una cooperativa interna que cuenta con la subvención del Ayuntamiento y en la que imparto clase a desempleados del municipio con el fin de generar empleo local. También pueden acudir personas de otros puntos de la Isla que quieran aprender costura, aunque en estos casos no tienen derecho a la subvención”, añade.
Es por ello, que al ser cuestionada por el hecho de que muchos diseñadores del colectivo opten por producir en otros países ante la escasa industria textil que hay en las Islas, Felipa se enoje. “Quienes se marchan a producir fuera creo que no deberían contar con apoyo institucional. Es cierto que la actividad industrial aquí es pequeña, pero si se quiere eso puede cambiar. En Canarias hay mucho paro y creo que aquí todos sabemos trabajar igual o mejor que un chino, un marroquí o un portugués si se les forma adecuadamente. En mi caso, si desde 1997 le vendo a El Corte Inglés, con todos los filtros de calidad que tienes que pasar, será porque la producción no es tan mala como otros piensan”, afirma tajante.
A su juicio, el problema que existe en las Islas, tanto para diseñadores y empresarios, radica en los elevados trámites burocráticos y en los excesivos impuestos a los que hay que hacer frente a la hora de exportar o importar productos. “Las instituciones tienen que buscar una solución urgente. Es algo que el sector viene reclamando desde hace tiempo para que nuestra economía pueda crecer, tanto a nivel nacional como internacional”, concluye.