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By LoLeiro, sombreros con alma

Hormas de madera, alambres, bies y fieltros sirven de base para ensamblar belleza a la elegancia. Fantasías de rafia, parasisal, seda, tafetán o sinamay que se redondean para vestir de color un arte creado para lucir sobre la cabeza. Sombreros de ensueño que nos transportan a aquellos años dorados de la Belle Epoque, a escenas del cine negro o a las glamorosas divas de los 50. Tocados que enamoran y que distinguen a quien los luce, a pesar de que la sociedad los haya relegado a usos concretos. Un tiempo perdido que busca devolver entre detalles una nueva firma tinerfeña, con alma sevillana, que ha nacido para hacer del sombrero una pieza de moda, By LoLeiro.

Marisa Velázquez es el álter ego de esta marca especializada en la sombrerería tradicional y artesana, la cual debuta bajo el paraguas del colectivo Tenerife Moda a la par que se prepara para inaugurar este martes su primer atelier en la capital tinerfeña, concretamente en la avenida Veinticinco de Julio nº23. Un espacio de glamour que compartirá con la flagship store de la firma masculina, Lucas Balboa, y en la que se podrá encontrar un sinfín de diseños exclusivos creados para distinguidos caballeros y elegantes damas.

La pasión por el arte del sombrero llegó a la vida de esta sevillana de nacimiento y tinerfeña de corazón unida a la vocación familiar. “Crecí en una familia de artistas, pues una de mis tías era bordadora de mantones para la marca Foronda, otra era pintora de loza en la Cartuja y mi abuela fue costurera durante muchos años para una casa de moda sevillana. Un oficio que también aprendió mi madre junto a la patronista de Pedro del Hierro y que también me inculcó desde pequeña. No obstante, nunca me dediqué profesionalmente a este oficio hasta hace un año, pues estudié secretariado de empresa y éste ha sido mi trabajo hasta hace poco tiempo”, explica.

La sombrerera, Marisa Velázquez.

La sombrerera, Marisa Velázquez.

Marisa Velázquez crea la primera firma de Tenerife Moda especializada en sombrerería artesana: By LoLeiro

Marisa tenía 19 años cuando visitó por vez primera Tenerife. Una isla a la que llegó por vacaciones y de la que yo no se marchó. “Me gustó tanto este lugar que tuve la suerte de encontrar un trabajo como secretaria de dirección en una empresa de construcción, para la cual trabajé durante siete años. Viajaba mucho entre las islas, hasta que conocí al que hoy es mi marido y formé una familia. Al poco tiempo dejé mi empleo y saqué la licencia de piloto comercial, que era otro de mis sueños. Pero al quedarme embarazada mi vida dio un giro radical”, añade.

Cuando nació su hija Lola, a quien cariñosamente llaman Loleiro, el arte de la costura emanó entre sentimientos dormidos. Una niña que no sólo es el motor de su vida, sino que su gracioso apodo ha sido el elegido por Marisa para dar forma a su firma. “Me costaba mucho encontrar adornos del pelo bonitos para mi niña, por lo que empecé a hacerle tocados que gustaron mucho a otras madres del colegio. Fue así como comenzaron a llegar los encargos, primero para las pequeñas y luego para bodas u otros eventos. Como carecía de formación específica en el arte de la sombrerería me decidí entonces a aprender de la mano de grandes profesionales, por lo que marché de nuevo a mi tierra y me formé con expertas de Sevilla de Moda, plataforma de artistas con los que ahora trabajo en coworking y con quienes subiré mis diseños próximamente a pasarela”, detalla la creadora.

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La marca inaugura su tienda en la capital tinerfeña, en la que se podrán encargar sombreros y tocados a medida

Entre curso y curso los pedidos seguían llegando a su pequeño taller ubicado en casa, por lo que animada por las amigas Marisa se decidió a hacer su primer showroom el pasado mes de junio. Un éxito aderezado, posteriormente, con su entrada en Tenerife Moda y con la reciente alianza con el diseñador Lucas Balboa. “Coincidí con Lucas en un desfile en Puerto de la Cruz y le gustó mucho el tocado que yo llevaba puesto, por lo que me ofreció colaborar en su colección otoño-invierno 2015 realizando los sombreros para sus caballeros. Posteriormente, él anunció la apertura de su tienda y como sabía que buscaba un espacio para mi atelier me brindó la posibilidad de abrir allí mi taller. Tras negociar con los dueños del local se llegó a un acuerdo y he podido alquilar dos habitaciones en las que venderé mis creaciones junto a colecciones de otras firmas tinerfeñas cuyos productos van acordes a los míos, como son Il Ciclamino Joyas y Locaplaya. Marcas a las que se unirán otras artesanas a nivel nacional especializadas en complementos como guantes de antelina o bolsos joyas”, apunta la diseñadora.

Un nuevo espacio que surge bajo el adn de una tradición casi desaparecida como es la del arte de confeccionar sombreros. “En Canarias es cierto que no se estila mucho llevar adornos en el pelo salvo determinadas ocasiones, pero si no existe la costumbre habrá que imponerla”, matiza. By LoLeiro quiere marcar esa diferencia, devolver la elegancia perdida y reivindicar el uso de la sombrerería en el día a día.

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Un curioso mundo donde quedan muy pocos profesionales dedicados a confeccionar una prenda casi en desuso. “Es una profesión recelosa, en la que cuesta mucho encontrar a expertos que quieran enseñarla, de ahí que los sombrereros artesanos que crean la pieza desde el principio seamos tan pocos en España y, en las Islas, aún menos. Hay gente que se pone el nombre de sombrerera sin más, pero en realidad lo que hacen es ensamblar piezas o pegarlas. Un sombrero no se pega sino que se cose y, por tanto, montar un tocado nunca será lo mismo que crear una pamela o un fedora partiendo de cero.

Arte que juega a construir capelinas de elegancia a partir de las medidas exactas que aporta la cinta de gres y que da paso a entretelas de sastrería que hilvanan la base, moldes que dan forma al sombrero a partir de alambres y forros que cubren pespuntes en el interior mientras adornan de plumas, tules o encajes el exterior. Tocados que nacen de la imaginación y de la intuición para dotarse de alma sobre quien los luzca. “Hay que saber darles vida y, sobre todo, adaptarlos a cada persona. Un sombrero tiene que distinguir la elegancia de quien lo porta y hacerte sentir guapa, en el caso de una mujer, y elegante en el de un caballero”, puntualiza Marisa.

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Casquetes rusos, boinas, pamelas, chisteras, bombines, fedoras, bornalinos, tiaras o peinecillos conforman el particular universo de la sombrerería. Diseños versátiles y exclusivos que se exhiben en el atelier By LoLeiro para adornar las cabezas más osadas. Creaciones atemporales que también siguen las tendencias de la moda entre tonos malvas, empolvados, rosa nude, azul klein o burdeos que dan vida a su colección inaugural. Complementos clásicos que además se transforman en espectacularidad gracias al uso de apliques joya desmontables, en los que una pluma de oca puede convertir en objeto de deseo al fedora más masculino. Una diferencia que identifica a esta joven firma que busca devolver a la moda el lujo de una prenda que enamora.

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La diseñadora busca recuperar el uso del sombrero en el día a día y la elegancia de la Belle Epoque al siglo XXI

Sombreros y tocados para caballeros, mujeres y niñas que llegan al mercado a precios que oscilan entre los 20 y 350 euros, dependiendo de los materiales y el diseño requerido por cada cliente. “Aparte de vender mis colecciones o de personalizar encargos, también daré la posibilidad de alquilar las piezas, las cuales se irán apuntando en un libro de visitas y serán descatalogadas a la tercera puesta”, anuncia una diseñadora que se inspira en el cine, el teatro o los años 20 y 50 para crear belleza para el cabello.

Entre sus retos más inmediatos destaca ver desfilar sus diseños sobre la pasarela y presentar una colección de tocados y camisetas para niñas inspirada en un salón de té parisino. Marisa Velázquez confía en que sus creaciones puedan ser algún día reconocidas por la calle y que sus coquetas sombrereras de rayas blancas y negras paseen ese glamour de antaño que ansía recuperar. Su mayor ilusión sería colaborar en un futuro con el mundo del espectáculo, aunque de momento su atelier es el primer paso para consolidar esa distinción en forma de sombreros.

Texto: Mónica Ledesma.
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