La naturaleza se transforma en elegante arquitectura, mágica alquimia que juega entre metales a crear escorzos de infinita belleza. Plata, bronce, latón o cobre sirven de sutil textura para vestir de óxido una fantasía cromática hecha arte, una perfecta fusión entre física y química que logra hacer del infinito un geométrico mundo atemporal en forma de joyas. Piezas transgresoras y únicas que no se ciñen a tendencias para establecer sus propios códigos contemporáneos de la mano de la diseñadora María Cuesta Maceira.
Las tres iniciales de esta creadora -MCM- dan nombre a una nueva firma especializada en joyería, juego de letras y juego de volúmenes que se han convertido en baluarte de esta joven marca adscrita al colectivo Tenerife Moda. Con apenas siete meses de vida en el mercado, la artista no desiste en su afán de convertirse en un referente dentro del mundo del diseño de autor. Un sueño y una pasión que la ha llevado a participar en ferias y eventos internacionales porque, asegura, “mi mercado está fuera de España”.
La diseñadora María Cuesta se adentra en el mundo de la joyería contemporánea con una firma novedosa
Las formas geométricas, la fauna y la flora, como los cardones canarios, sirven de base para dar forma a curiosos diseños en metal que realizan las manos de esta ingeniera joyera, una mujer que a pesar de su juventud ha vivido en numerosos lugares, absorbiendo de cada rincón esa fuente de inspiración con la que ahora construye sus sueños orfebres. “Nací en Venezuela porque mi padre trabajaba en ese país, pero muy pequeña ya vine a Madrid y, de ahí a Gran Canaria, donde la empresa destinó a mi padre. Luego me marché a Galicia a vivir con mi madre, pues ella es de allí, y en ese tiempo me formé en Delineación e Ingeniería Técnica de Obras Pública, tras lo cual comencé a trabajar en diferentes proyectos, uno de ellos en Tenerife junto a mi padre”, explica María.
Su trabajo como jefa de obras la llevó durante varios años a recorrer parte de la geografía española supervisando los trabajos de construcción de puentes para autopistas o de tramos del AVE, pero cuando todo parecía ir a favor la crisis cayó de golpe en el sector de la construcción. “Regresé a Tenerife para un trabajo, pero en ese tiempo muchas empresas con las que trataba empezaron a cerrar y ya no había palabra. Esta situación me generó mucha ansiedad y decidí cambiar de vida”, añade.
En este sentido, María recuerda que “como hobby realizaba pequeñas piezas de joyería para uso personal, pues crear con las manos siempre me ha atraído desde pequeña, quizás influenciada por los ratos que pasaba jugando en la mercería de mi abuela. Una necesidad de aprender e investigar que me llevó en 2010 a apuntarme en una escuela de joyería en Puerto de la Cruz para iniciar mi formación, la cual posteriormente me llevó al Gremio de Joyeros y Plateros de Madrid y, finalmente, a Le Arti Orafe Jewellery School de Florencia, donde me especialicé en grabado al buril y técnicas de esmalte”.
Italia abrió a María un nuevo mundo en cuanto al diseño en joyería, un arte más moderno, abstracto y transgresor, del cual beben hoy sus creaciones. Piezas complejas y milimétricas, más propias quizás de museos. “Muchas de mis colecciones podrían catalogarse como obras de autor por su gran tamaño, aunque es cierto que tengo otras más comerciales y más pequeñas para un público más general”, subraya.
Las piezas de la artista joyera, residente en Tenerife, se caracterizan por el uso de técnicas de oxidación del metal
No obstante, resalta que “está es la línea que quiero seguir y no desisto en la lucha por encontrar mi sitio. He asistido a ferias internacionales como la de Inhorgenta, en Alemania, a la cual volveré de nuevo o también me he presentado a concursos para buscar mi lugar. Tengo claro que la artesanía como tal no es mi futuro, a pesar de que saqué el carné de artesana del Cabildo en 2013. Por ello es que mi reto está centrado en canalizarme hacia otros países europeos, donde mis creaciones pueden tener más cabida”.
La creadora prepara colección, la cual se inspira en África y tiene al elefante y la cebra como protagonistas
Arte en forma de collares, pendientes, brazaletes o anillos que su autora define como “extravagante” por la volumetría y el uso de materiales dispares que dan vida a sus características obras, piezas en las cuales prevalece el diseño en 3D orientado a la joyería, así como la constante innovación en técnicas y estilos. Esculturas para lucir sobre la piel que se resisten a abandonar su esencia artística por la tendencia más comercial, una constante que ha marcado su trabajo desde que María regresó a la Isla tras su paso por el país alpino.
Hojas de pitera que se funden en aluminio, oxidaciones de cobre que transforman el envejecido naranja en un mar de azules y verdes, plata que se tiñe de negro tras un proceso corrosivo, esmaltes, maderas o baños de oro son los aliados de un estilo propio con nombre de mujer. Joyería compleja y llamativa que se dibuja en la cabeza de esta artista para transformarse en diseño al pasar por sus manos. Líneas étnicas o naturales que llegan al mercado a precios que oscilan entre los 50 y 300 euros, alcanzando hasta los 2.000 euros en el caso de creaciones exclusivas, como el collar de pavo real.
“Este collar surgió por casualidad, pues hablando con un amigo que se dedica a la joyería le pregunté cuál era la tendencia en mercado en cuanto a diseño. Me comentó que se llevaban las plumas y de ahí me vino la idea de hacer esta pieza, la cual ha tenido mucho éxito. La cabeza está realizada en plata y plumas de gallina, los ojos son zafiros y el babero lo componen 63 piezas en plata, grabadas y esmaltadas una a una a fuego. Es muy vistoso, aunque aún nadie se ha atrevido a comprarlo”, comenta entre risas.
Entre las originales creaciones de María Maceira destacan las hombreras realizadas en aluminio, las geométricas pulseras de madera para el antebrazo, collares con erizos de mar o brazaletes de metal con incrustaciones de coral. Vistosidad a gran escala que puede encontrar su hueco en otro de los sueños de la artista, dedicarse al diseño de piezas para pasarela o para el mundo del espectáculo.
Actualmente, la artista joyera cuenta con cuatro colecciones en el mercado, que se venden a través de su página web o en una tienda de la capital tinerfeña. Unos prototipos que se realizan en su taller ubicado en Tabaiba pero que, en cambio, están preparados para una producción a mayor escala. Asimismo, entre los retos inmediatos, destaca la introducción de su producto en Italia, el próximo traslado a un local mayor para poder atender a sus clientes, así como el impartir clases particulares de joyería básica a futuros alumnos a partir de septiembre.
En cuanto al diseño, María Maceira ya tiene en mente sacar una colección cápsula masculina, así como una nueva apuesta femenina en joyería, la cual estará inspirada en África y en la que elefantes y cebras se convertirán en los protagonistas de su peculiar arte hecho joya.