Filigranas, plumas, encajes y majestuosas flores adornan las cabezas con más glamour. Romanticismo y delicadeza que se borda entre fantasía para crear tocados y complementos que hacen un guiño a los dorados años 20 entre hormas de madera, alambres, fieltos y simamay. Esencia vintage, decorada con pinceladas de coquetería, que impregna cada rincón de un pequeño taller en el que, como a la antigua usanza, el alma de las modistas se tiñe de colores y elegancia para construir diseños exclusivos al amparo de una nueva firma tinerfeña que nace para transformar el arte en moda.
Bajo el curioso nombre de Kmono CV, las diseñadoras Conchi Castro y Virginia Moreno han unido sus nombres a la creatividad para dar forma a un sueño en común, en el que los tocados son la base principal de su bonita oferta. Ambas, aparte de amigas, se definen como “originales” y, precisamente, es lo que intentan plasmar en cada una de sus creaciones. Piezas únicas que se cosen a mano para ir dando forma a sombreros, pamelas, coronas, turbantes, diademas o bandanas que cubren de sutileza el cabello de la mujer.
Las diseñadoras Conchi Castro y Virginia Moreno se han unido para impulsar la nueva firma Kmono CV
Conchi Castro procede del ámbito empresarial, su verdadera profesión, pero recuerda que la idea de elaborar tocados empezó como un hobby en solitario hace tres años, cuando se quedó sin trabajo. Los comienzos en este nuevo oficio fueron autodidactas, hasta que decidió realizar varios cursos en Sevilla sobre el arte del tocado para mejorar la técnica. Los primeros encargos que hizo fueron para amigas, pero pronto los pedidos fueron a más. “Es algo que me encanta hacer, me nace, pero aún así quise aprender a crear las piezas desde cero, no limitarme a pegar o ensamblar como hacen otras personas. Aunque algunas de las bases que utilizamos se encargan a la Península, no obstante la mayoría de los tocados se elaboran a partir de un molde”, matiza.
La marca tinerfeña utiliza materiales diversos para crear tocados y complementos en los que no se repite modelo
La creadora mira hacia atrás y afirma que los diseños de sus comienzos tomaron forma en un pequeño rincón de su casa, hasta que las mismas clientas la animaron a dar otro paso y a llevar sus tocados a algunas tiendas, donde comenzó a venderlos. Originalidad entre exquisitas sedas y encajes que hace poco más de un año encontró un nuevo aliciente en Virginia Moreno, una amiga de Conchi, licenciada en Bellas Artes, que ante la falta de trabajo también decidió unirse al proyecto. Así nació Kmono CV.
Vinculadas por una misma ilusión se embarcaron en la aventura de dar rienda suelta a la creatividad que llevaban dentro, apostando por montar un taller conjunto en la capital tinerfeña, en el que no solo confeccionan tocados sino que realizan complementos e incluso ropa, como trajes de Comunión. “Es cierto que la especialización de la firma son los adornos para la cabeza, pero somos conscientes de que es un mercado limitado a bodas o eventos. Por ello, estamos ampliando producción para tener una mayor oferta que se adecue a todo tipo de clientas”, añade Virginia.
Kmono esconde a dos arquitectas de la moda que juegan a construir moldes de belleza a partir de las medidas exactas de la cabeza de sus portadoras, creando estructuras perfectas gracias a bases de madera, alambres y forros que van dando forma a un tocado que se cubre de plumas, filigranas, tules, flores de organza o minuciosas figuritas de porcelana que nacen de entre las manos de Virginia, experta restauradora encargada de decorar de espectacular volumetría el exterior de los tocados.
Derroche de imaginación que se enhebra a los cabellos mediante peinetas o pequeñas trabas para vestir de voluptuosidad y color las cabezas más elegantes. Un mágico universo en el cual ambas diseñadoras, que no se consideran sombrereras, han sabido hacer de cada pieza un arte exclusivo en el que los modelos no se repiten. “Nuestras piezas son especiales, distinguidas y, sobre todo, únicas, pues la mayoría de texturas que utilizamos son creadas por nosotras, ya que hasta teñimos las telas o las plumas. En cambio, otros elementos que incorporamos son detalles de calidad que nos llaman la atención o cosas que nos regalan amigas y que pertenecían a sus abuelas. Por tanto, cada tocado es personal y siempre guarda una historia”, subrayan.
Filigranas, plumas, flores de organza, pinturas o porcelana juegan a adornar las cabezas más elegantes
Conchi y Virginia aseguran que en este corto recorrido como firma conjunta la mejor presentación que han tenido ha sido el boca a boca entre las clientas, aunque también ya han asistido a algunos eventos para darse a conocer. Con precios que oscilan entre los 60 y 400 euros, según materiales y tiempo de trabajo, sus tocados y complementos comienzan a hacerse un destacado hueco en el mercado. Por el momento, bodas y comuniones centran su principal clientela, aunque también han realizado encargos para uno de los cumpleaños más sonados de los últimos meses en la sociedad tinerfeña, el de Alicia Navarro y su ‘Vie en Rose’, para quien confeccionaron una corona dorada, decorada con flores y angelitos de porcelana y pendientes a juego, muy al estilo Dolce & Gabbana.
A pesar de que las creadoras confiesan que les encantaría trabajar para el mundo del teatro o del espectáculo, por el momento están ilusionadas con los éxitos que van cosechando desde su pequeño taller y, aunque no descartan tener tienda propia en un futuro, de momento quieren ir dando pasos pequeños pero seguros sobre el camino que ahora recorren bajo su nueva enseña.
“Nos gustaría formar parte del colectivo Tenerife Moda, pero somos conscientes de que antes hay que consolidar la firma y darnos a conocer. La verdad es que es muy complicado introducirte en el mercado como nueva marca, pero por el momento no desistimos. En breve vamos a poner en marcha nuestra página web y, aparte, quien lo desee también puede encontrarnos en Facebook. En realidad, la idea es ser como las modistas de antes, cuando acudías a ellas para que te hicieran a medida esa prenda que querías y deseabas. Esa es la base de nuestra firma”, concluyen.
Texto: Mónica Ledesma.
