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Irene Lentz, la diseñadora de estrellas

La época dorada del cine en Hollywood alzó a la fama a grandes diseñadores de vestuario como Adrian, Edith Head y Bob Mackie, aunque entre estos icónicos nombres también figuró el de Irene Lentz, quien tras lograr dos nominaciones al Oscar por sus espectaculares creaciones, en cambio la historia la ha relegado casi al olvido. Sus diseños eran atrevidos pero elegantes, ajustándose al cuerpo femenino entre detalles que los hacían únicos y, pese a que se encargó de los estilismos de muchas estrellas entre los años 30 y 60, tales como Marlene Dietrich, Doris Day o Ginger Roger, su mayor éxito llegaría de la mano de Lana Turner, a quien enfundó en unos pantalones cortos de cintura alta y un crop top para El cartero siempre llama dos veces.

Irene Lentz Maud nació el 8 de diciembre de 1900 en Baker, Montana. En 1921 se mudó a Los Ángeles, en California, en busca de trabajo y allí cursó diseño en una escuela privada. Cuatro años después comenzó a trabajar en el cine como extra en la Metro Goldwyn Mayer, donde conoció al que se convertiría en su marido, F. Richard Jones, un jefe de producción cinematográfico que falleció un año después de la boda a consecuencia de una tuberculosis. Tras este varapalo, Lentz se marchó a Europa y allí descubrió el mundo de la Alta Costura. Cuando regresó a Estados Unidos y, gracias a sus conocimientos en moda, optó por abrir en 1928 una boutique en Sunset Bulevard, donde su glamouroso estilo fue aclamado por las ricas esposas de los ejecutivos de cine y actrices como Marilyn Monroe, Ava Gardner o Carole Lombard.

Irene Lentz.

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Fue tal el éxito de sus creaciones que los grandes almacenes de lujo Bueyes Wilshire de Los Ángeles, famosos por ceder a los estudios de cine las prendas para determinados eventos, se fijaron en la majestuosidad de Lentz y en 1930 le ofrecieron abrir un taller de costura personalizado en sus dependencias. Fue allí donde conoció al galán de cine Gary Cooper, del que se rumoreó que fueron amantes, y donde empezaría su verdadera fama.

Los diseños de Lentz se convirtieron en reclamo de numerosas actrices de Hollywood, por lo que las productoras cinematográficas empezaron a contar con la modista para diseñar el vestuario de sus obras. Bajo el sello de su nombre, Irene, su taller comenzó a realizar los encargos, desdeGoldie en 1933 para Lily Damita hasta la célebre Dolores del Río. Pero, su suma de reconocimientos llegaría de la mano de Ginger Rogers, a quien vistió en varias películas junto a Fred Astaire, entre ellas la conocida Shall we dance (Bailamos).

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De esta manera, Walter Wanger Producciones, Hal Roach Estudios, RKO, Paramount Pictures y Columbia Pictures reclamaron los diseños de Irene, quien llegó a crear el vestuario de estrellas como Constance Bennett, Hedy Lamarr, Joan Bennett, Claudette Colbert, Carole Lombard, Ingrid Bergman, Loretta Young, Esther Williams, Rita Hayword o Doris Day, entre otras, ya no solo para el cine sino también para fuera de la pantalla.

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Lentz era aclamada por sus magníficos vestidos de seda y gasa cortados al bies, tan vaporosos y ligeros que fueron denominados ‘soufflé’. Igualmente destacaron sus envolventes capas, las faldas plisadas o los famosos pantalones swingy que combinaba con elegantes blusas. Diseños que silueteaban la figura, marcaban curvas y se mostraban repletos de detalles de lujo, como botones o pedrería. Mientras, sus vestidos de noche eran sensuales y repletos de movimiento gracias a volantes y plumas, que le conferían un estilo elegante, hiperfemenino y sutil en donde los trajes de chaqueta a rayas o los patrones atemporales siguen siendo fuente de inspiración para otros diseñadores. 
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Películas tan conocidas como Pijama para dos; Cita en St. Louis ; Vive como quieras o Ser o no ser, entre muchas más, llevaron a Irene a acometer una producción a gran escala y, por tanto, a estar un contacto con la industria del cine, sector en el que conoció al que se convertiría en su segundo marido, el guionista Eliot Gibbons, y a su vez hermano del famoso director de arte de la Metro Goldwyn Mayer, Cedric Gibbons.
Dicho vínculo sirvió a la diseñadora para empezar a trabajar en la MGM, logrando en 1943 ser jefa del departamento de vestuario tras la marcha de Adrian, el hasta entonces encargado de los looks de las actrices. El ascenso permitió a Lentz alcanzar un mayor reconocimiento internacional, sobre todo tras el vanguardista vestuario que creó para Lana Turner en 1946 en el filme El cartero siempre llama dos veces.
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Sus prendas de cine empezaron a ser reclamo de las mujeres de todo el mundo, lo que la llevó a relanzar su línea de moda enfocada a un mercado más masivo. Más de 20 tiendas americanas, entre ellas Bergdorf Goodman y Neiman Marcus, ofrecían a sus clientes en exclusiva los diseños que también lucían las estrellas.
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En 1948, la creadora fue nominada para el Oscar al Mejor Vestuario con la cinta la hija de BF, pero en 1950 tomó la decisión de abandonar su trabajo en la Metro Goldwyn Mayer para centrarse en su firma, siendo sustituida por la gran Helen Rose. Tras casi un década alejada de la industria del cine, la actriz y amiga personal de Irene, Doris Day. solicitó de nuevo su talento para la Universal Studios y, en 1960, la diseñadora volvió a encargarse del vestuario de la película Encaje de medianoche, que la llevó a ser nominada por segunda vez al Oscar. Al año siguiente, la vistió en Pijama para dos y en 1962 se retiró.
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En su biografía, diversos autores apuntan a que Irene Lentz confesó a Doris Day que la muerte de Gary Cooper en 1961 la había hecho caer en una depresión, pues el guapo actor había sido el gran amor de su vida. Tras su óbito, ella comenzó a beber y su trabajo dejó de ser creativo y, por tanto, los clientes se fueron. El 15 de noviembre de 1962,  la diseñadora alquiló la habitación 1129 del Hotel Knickerbocker y desde la ventana se lanzó al vacío, falleciendo en el acto tras caer sobre el techo del vestíbulo. Había dejado notas para amigos y su marido, en las cuales expresaba su deseo de ser enterrada junto a su primer esposo, F. Richard Jones, en el cementerio de Forest Lawn en Glendale.
Poco tiempo después de su muerte, su innovadora firma de ropa cerró para siempre. En el año 2005, el Costume Designers Guild le dedicó una de sus salas para mostrar parte de sus atemporales creaciones que quedaran para siempre inmortalizadas entre las estrellas.
Texto: El Atelier.
Fuentes: Wikipedia, Hollywood Reporter e Imdb.

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